martes, 23 de septiembre de 2025

Lunes 22 de septiembre, clase 2

 Continuamos con el tema 1 viendo las etapas de la Edad Media

1.1.            Etapas


¿Cuáles son las etapas de la Edad Media?

Podemos hablar de dos etapas clave en la Edad Media:



1. Alta Edad Media (siglos V al X): Esta etapa se caracteriza por un intenso cambio cultural y una continua lucha de poder, donde los reinos germánicos, con el Imperio carolingio a la cabeza, y el Imperio bizantino adquirieron gran protagonismo en toda Europa. Un hecho trascendental durante este periodo fue la expansión del islam, que afectó significativamente a España, dando origen a Al- Andalus, una región que vivió momentos de gran esplendor, especialmente durante el Califato de Córdoba.

2. Baja Edad Media (siglos XI al XV): Esta etapa destaca por la revitalización de las ciudades, las cruzadas, el nacimiento de la burguesía, la creación y expansión de la Universidad, el parlamentarismo, y una serie de reformas monásticas y innovaciones religiosas en lo dogmático y devocional. Dentro de este periodo, muchos autores distinguen entre la Plena Edad Media (siglos XI al XIII) y la crisis de la Edad Media (siglos XIV y XV), marcados por profundos cambios y crisis sociales, económicas y religiosas.







2.        Caída del Imperio romano y el Imperio bizantino


¿Cómo fue la caída del Imperio romano y el Imperio bizantino?

Los romanos habían conquistado un gran imperio en torno al Mediterráneo. En el 395, el emperador Teodosio lo dividió en dos partes para mejorar su defensa: el Imperio romano de Occidente, con capital en Roma, y el Imperio romano de Oriente, con capital en Bizancio. Desde entonces, cada parte siguió una evolución diferente:

 El Imperio de Occidente desapareció en el año 476 a manos de los pueblos germánicos.

 El Imperio de Oriente, conocido más tarde como Imperio Bizantino, se mantuvo hasta 1453

en el Mediterráneo oriental.


El Imperio bizantino toma su nombre de su capital,

Constantinopla, más tarde conocida como Bizancio.



Durante el reinado de Justiniano (527-565), el imperio alcanzó su máximo esplendor, controlando gran parte de los territorios del antiguo Imperio Romano, incluidos territorios del sur de la Península Ibérica.

En el siglo VII, los musulmanes conquistaron diversas provincias, reduciendo el imperio a Asia Menor y el área de los Balcanes. Desde mediados del siglo XI, el imperio fue perdiendo territorios frente a los normandos, búlgaros y turcos. Estos últimos conquistaron Constantinopla en 1453, lo que marcó el fin del Imperio bizantino.

La organización política del imperio se centraba en el emperador (basileus), quien concentraba todo el poder: dirigía la administración, el ejército y también intervenía en los asuntos de la Iglesia.

La Iglesia bizantina tuvo gran influencia, pues coronaba al emperador, poseía grandes propiedades y controlaba espiritualmente a la sociedad. Se enfrentó a dos problemas principales:

 Las luchas iconoclastas: enfrentaron a los emperadores iconoclastas, que prohibieron el culto a las imágenes religiosas, con los monjes. Al final, la presión de los monjes y el pueblo impuso el culto a las imágenes.

 La rivalidad con el Papa de Roma: en 1054, esto desembocó en la separación entre las iglesias oriental y occidental (Cisma de Oriente). Desde entonces, la iglesia oriental pasó a denominarse Iglesia Ortodoxa.


3.        
Los reinos germánicos


 

¿Qué son los reinos germánicos?



Mientras el Imperio bizantino florecía en el Imperio romano de Oriente, el Imperio de Occidente fue conquistado por diversos pueblos procedentes del centro de Europa. Estos grupos se apoderaron de diferentes territorios europeos, destacando entre ellos los francos en Francia, cuyo dominio culminó con el reinado de Carlomagno, y los visigodos, quienes terminaron controlando la Península Ibérica.

3.1.           
Expansión de los reinos germánicos. El Imperio carolingio

¿Cómo fue la expansión de los reinos germánicos?

Desde principios del siglo V, en el territorio del Imperio Romano de Occidente se establecieron diversos pueblos germánicos. Cuando el último emperador romano fue destronado en el año 476, surgieron varios reinos dominados por estos pueblos, conocidos como reinos germánicos:

  En Italia se asentaron los ostrogodos y los lombardos.

 En la Galia (actual Francia), los francos y los burgundios En Hispania (España), los visigodos y los suevos.

 En Britania (Inglaterra), los anglos y los sajones En el norte de África, los vándalos.

Aunque inicialmente los pueblos germánicos impusieron su cultura, considerada inferior a la romana, pronto comenzaron a asimilar muchos aspectos de esta. Adoptaron el cristianismo como religión y el latín como lengua, lo que permitió que la cultura de estos reinos fuese una continuación empobrecida de la romana.
La economía también se deterioró, enfocándose casi exclusivamente en la agricultura y la ganadería. El comercio disminuyó debido a la falta de productos y las continuas guerras entre los reinos germánicos, lo que condujo a la ruralización de Europa Occidental.

Entre todos estos reinos, destacó el Reino de los Francos en la Galia, que abarcaba no solo el territorio de la actual Francia, sino también partes de Italia, Suiza, Alemania, Bélgica y Holanda.


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